miércoles, 8 de enero de 2014

Capitulo de Ivy - 14

Estos espejos eran de diferentes tamaños y formas, algunos estaban tapados por viejas mantas, otros estaban rotos y otros simplemente reflejaban la pobre luz que entraba en forma de rayo de luna en el centro de la habitación de maneras extrañas. Avance por la sala mirando a todos los espejos que me rodeaban hasta llegar al fondo de esta, no parecía haber salida, si que intenté regresar a la habitación anterior pero cuando abrí la puerta no encontré mas que la pared de madera, así que inspeccioné la sala mas a fondo aunque no encontré nada mas que espejos, sabanas y polvo.

Después de pensarlo un poco intenté ver si alguno de los espejos se trataba de un portal creado antaño, pero no surgió ningún efecto aunque me sirvió para darme cuenta que mas de la mitad de ellos estaba anclados al suelo por lo que deduje que quizás la clave estaba en usar los espejos que se podían mover para abrir algo como reflejar el rayo de luna. Tras varios intentos logré que el rayo pasara por todos los espejos e incidiera sobre la puerta por la que había entrado, lo que hizo que la misma se tornara de color negro. 
Esta vez la puerta me condujo a una habitación con plagada de círculos mágicos y material de rituales, según pude identificar, los rituales que se celebraban aquí eran de un tipo de magia prohibida, la invocación de espíritus, arte que cualquier mago tiene prohibido ya que jamas se ha registrado ningún resultado positivo al atraer las almas en pena de muertos al mundo de los vivos, es un poder que escapa a nuestro conocimiento y que solo trae consecuencias nefastas tanto para el invocador como para el sitio que ha sido profanado con tal acto aunque bueno mejor sigo con la historia pues no disponemos de todo el tiempo que quisiéramos. 

En ese momento comprendí perfectamente que sin saberlo nos habíamos metido en un gran lío, no sabia lo que estaba pasando con mis compañeros pero seguro que lo estarían pasando igual que yo. Me dirigí a la otra puerta de la habitación cuando de repente noté un escalofrío recorrerme la espalda otra vez, me gire lentamente y allí estaba, el monstruo de antes, con su rostro inexpresivo mirándome y acercándose a mi con un paso lento a mi, intenté correr pero en ese momento noté que algo me agarraba los pies, mire para abajo y no había nada, aun así no sentía algo gélido agarrándome, y aquello se acercaba cada vez mas, no sabia que hacer así que desesperado miré a mi alrededor y entonces lo vi, un rostro blanco cubría la pared de mi derecha, mirándome de manera jocosa, como si disfrutara de todo esta situación, mi sangre se heló durante un segundo y estuve a punto de perder el conocimiento, tras esto no se muy bien que pasó pero cuando recobré la consciencia tenía un porta velas en la mano, a demás de las mismas manchadas de sangre y me encontraba sobre el monstruo cuya cabeza parecía haber sido machacada con algo y esparcida en trocitos por toda la habitación. 

No sabia que estaba pasando, así que entré en shock durante un momento, tras el cual me levanté y decidí continuar por la puerta, tras cruzarla llegue a la segunda planta de la posada, aunque esta vez en ruinas, junto a mi poco después aparecieron Neo, Zaeros y Arken, al parecer habíamos roto la maldición que pesaba sobre este lugar y aunque no habíamos descansado nada proseguimos nuestro viaje, al salir de la posada pudimos ver que no solo la posada se encontraba en ruinas, si no que también todo el pueblo, así que proseguimos nuestro viaje hasta un bosque no muy lejos de allí donde acampamos y pudimos dormir lo que quedaba de noche.

jueves, 2 de enero de 2014

Capitulo de Ivy - 13

Los días pasaban en la aldea, tranquilos y sin mucho que hacer. Así que me dedique a preparar pócimas y aprender algunos hechizos a parte de entrenar junto a neo y cuidar de Arken, el perrito que recogimos el Zerithia el cual ya empezaba a tener un aspecto mas sano y a ser mas animado. También me encargué de varios enfermos de la aldea incluido nuestro huésped, que pasó un par de días mas con nosotros hasta recuperarse del todo y regresar a la cuidad.

Tras estos días tranquilos Zaeros nos se nos dijo que debíamos partir hacia Aldaris, ciudad que se encuentra en el centro de ente continente y que como te acabas de unir a la resistencia hace poco quizás no sepas que es el cuartel general de la misma, al parecer nos habían pedido que informáramos en persona de los hechos acontecidos en nuestro último viaje. Así que nos preparamos y partimos hacia Aldaris.

Descendimos la ladera de la montaña sin problemas por el camino principal, y avanzamos hacia el sur, pasando por una llanura hasta llegar a un pequeño llamada Arfell, llegamos al anochecer y buscamos un sitio donde alojarnos, encontramos una humilde posada donde pasamos la noche. Esa noche no pude pegar ojo, algo me inquietaba, no sabía que era pero algo estaba mal, tras varias horas de dar vueltas en la cama y de releer pergaminos, bajé a dar un paseo nocturno, o por lo menos lo intenté ya que al intentar abrir la puerta esta pesaba mas que si fuera de acero, y no logré abrirla, mientras intentaba abrir la puerta escuché a Arken ladrar desde la habitación de Neo. Intenté subir al piso de arriba pero tampoco me fue posible por que por mucho que subiera escaleras estas nunca terminaban, así que extrañado decidí investigar el piso de abajo.

Inspeccione la taberna de la posada pero no encontré nada, tras esto me decidí a ir hacia detrás de la barra donde hacia la despensa, al abrir la puerta esta daba a un enorme pasillo cada vez mas estrecho y oscuro, a demás de que se escuchaban sonidos extraños en el, como una especie de quejidos o llantos, aunque estaba asustado por que no entendía lo que estaba pasando, me armé de valor y me adentré en el pasillo, cuando estaba por la mitad y prácticamente se había estrechado de manera que a penas cabía en el pasillo sentí como algo gélido y húmedo me agarro el brazo izquierdo, rápidamente miré y vi una figura antropomorfa, muy delgada y con el rostro sin expresión alguna agarrándome el brazo, grite lo mas fuerte que me pude, y lance con la mano libre una pequeña bola de fuego que me quemo hasta a mi, traté de regresar pasillo atras pero este había desaparecido, así que me adentre mas y mas corriendo hasta que este acabó.

Tras esto llegue a una sala completamente oscura, traté de iluminarla con magia pero no pude hacerlo, intenté varios conjuros pero ninguno funcionaba no sabía que hacer, solo tenia ganas escapar de alli.
Tras un tiempo deambulando sin rumbo por la sala oscura escuché algo, un ladrido, este provenía de mi derecha y lo seguí, tras varios minutos corriendo en la dirección del ladrido, llegue a una puerta de cristal, tras abrirla, me encontré dentro de una habitación, la habitación se encontraba llena de muñecos de madera de diferente tamaños, había muchos, y me daban la sensación de que me observaban, crucé la sala y encontré una puerta de madera, esta me condujo hacia una llena de espejos.

martes, 24 de diciembre de 2013

Capitulo de Ivy - 12

Tras este incidente inspeccionamos toda la ciudad en busca de los demonios que pudieran quedar merodeando por la misma, encontramos a unos pocos que no nos costó mucho matar, así que tras revisar toda la cuidad regresamos a los subterráneos usando la entrada de la biblioteca.

Una vez allí recorrimos los pasillos con hasta llegar al refugio donde se encontraba el sacerdote al que  informamos de lo ocurrido, unos instantes después de informarle se dirigió hacia una de las paredes laterales y cogió una especie de aparato conectado a una red de tubos, al parecer se trataba de un sistema de comunicación bastante ingenioso que comunicaba unos refugios con otros, cuando terminó de hablar se dirigió hacia nosotros y nos agradeció lo que habíamos hecho por la ciudad, a lo que Zaeros humildemente contestó que no las merecíamos, ya que librar al mundo de esas bestias y salvar a gente inocente era nuestro trabajo.

Estuvimos cerca de una hora descansando en el refugio, mientras veíamos como la gente recogía sus cosas para regresar a fuera, mientras Zaeros me explicaba el funcionamiento de los pergaminos que había usado unos momentos atrás y Neo se ocupaba del cachorrito que habíamos recogido momentos antes, el pobre estaba muy delgado y sucio, seguía asustado pero se calmaba al estar con Neo. Cuando acabe de debatir con Zaeros sobre el funcionamiento de los pergaminos, me dirigí hacia donde se encontraba Neo y le pedí que me dejara examinar un momento al perro, pude ver que tenia una de las patas traseras rota y varias heridas leves a demás de que estaba bastante desnutrido, así que saque una pócima de mi equipaje y la extendí por la pierna del perro, tras eso recité un conjuro y le vendé la pierna. Tras eso le dimos de comer un poco de carne ahumada que habíamos traído para el camino. Mientras el comía Neo hablo con Zaeros sobre el hecho de quedarnos con el, aunque al principio se negó, poco a poco Neo pudo convencerlo y acabó aceptando.

Tras esto y descansar un poco abandonamos el refugio, pudimos ver como los antes abandonados pasadizos se encontraba ahora llenos de gente dirigiéndose hacia las diferentes salidas, nosotros nos dirigimos hacia la salida de la iglesia junto al párroco, una vez allí, nos despedimos de el y nos salimos de la iglesia. Cuando nos dirigíamos hacia la salida de la ciudad, varios ciudadanos nos detuvieron y nos ofrecieron quedarnos a pasar la noche en el pueblo como muestra de agradecimiento, no tenia mucho pero querían agradecernos de algún modo el hecho de haberles salvado, aunque en otra situación lo habríamos rechazado, esta vez aceptamos, el camino hacia nuestra aldea no era demasiado largo, pero estábamos agotados de las luchas que habíamos tenido que librar hoy. 

Pasamos la noche en Zeritha y al la mañana siguiente partimos hacia las montañas rumbo a nuestra aldea. Tomamos la ruta del bosque para encontrarnos con el campamento de gente que había huido de la ciudad, cuando llegamos al campamento hablamos con el soldado que estaba a cargo del campamento, le contamos lo que había pasado, este nos agradeció información y tras eso retomamos rumbo hacia nuestro destino.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Capitulo de Ivy - 11

Mientras Zaeros observaba la plaza nos mando a Neo y a mi a inspeccionar el resto de la biblioteca. No se trataba de una biblioteca muy grande, aunque constaba de dos pisos, en el piso inferior había seis filas de estanterías repletas de libros y algunas de ellas estaban volcadas, también había un mostrador, las escaleras hacia el segundo piso y debajo de estas el pasadizo por el que habíamos salido unos hace unos momentos.
La segunda planta parecía ser la vivienda del bibliotecario, se trataba de una pequeña habitación con una mesa en el centro, una cama y una pequeña cocina, constaba de una única ventana desde la que se podía observar toda la plaza, no encontramos nada mas. 

Cuando regresamos al piso de abajo informamos de lo que habíamos encontrado a Zaeros y nos reunimos detrás de unas estanterías, Zaeros se había dado cuenta de que los demonios de afuera no eran mas que guardias que protegían a Anna mientras esta terminaba algún tipo de ritual en el centro de la plaza. No sabíamos de que se trataba ese ritual pero debíamos evitar que se completara, así que trazamos un plan, Neo y Zaeros saldrían de la casa hacia la plaza mientras yo debía cubrirles desde el piso de arriba con mis conjuros en un principio, después si la situación empeoraba nos reagruparíamos. 

Zaeros disparó una flecha por la ventana a un demonio que pasaba por al lado de la biblioteca y justo después neo se abalanzó sobre el hundiendo su espada en mitad del pecho y matándolo, eso alertó a los otros cinco que se dirigieron hacia ellos, uno saltó desde varios pies de distancia hacia la espalda de neo pretendiendo clavarle la garra mientras este se defendía del ataque frontal de otro, cuando estuvo a punto de llegar convoque un pico de piedra que alzándose sobre el suelo y aprovechando el impulso del demonio, se clavó en su garganta, Mientras Neo repelía y se lanzaba contra el que le estaba atacando y Zaeros ensartaba a otro con sus flechas, poco a poco los enemigos fueron cayendo, y la plaza quedo despejada, una vez sucedido esto, bajé de mi posición y me reuní con los demás en el centro de la plaza, para nuestra sorpresa Anna no se encontraba ya allí, al parecer había terminado el ritual y aprovechado la confusión del combate para huir, posiblemente por el hueco en el suelo al rededor del vórtice,  por el mismo o por algún otro sitio.

Traté de acercarme al vórtice pero Zaeros me lo impidió ya que si me acercaba mas corría el peligro de ser engullido por el y acabar al otro lado, lugar que, aun hoy en día nos es completamente desconocido, ya que ningún ser humano que se ha aventurado dentro de uno de estos vórtices ha regresado para contarlo, según teorías de varios investigadores puede ser por que estos vórtices solo sean portales de salida y por lo tanto todo el que intente viajar por ellos moriría al instante, o eso opinan los mas optimistas, yo por mi parte creo que se pueden cruzar, pero aquellos que se han osado a hacerlo, han encontrado un final horrendo a manos de esos monstruos. Pero bueno continuemos con la historia, no tenemos toda la noche y aun queda un trecho largo para que llegues a comprender, amigo mio, el por que nos hayamos en esta situación hoy día.

Zaeros se apresuró a sacar unos pergaminos y piedras de su mochila que coloco encima de un glifo que me hizo dibujar en el suelo, lo mas cerca posible dentro de la zona segura del vórtice. Tras eso e hizo alejarme, vertió unas pócimas encima de las piedras que había sacado y pronunció unas palabras en un idioma desconocido, una vez hecho eso un rayo morado impactó en el pergamino y se mantuvo sobre el, esto hizo que el cielo se aclarara y al cabo de unos minutos, la gran columna de rayos que se alzaba frente a nosotros había desaparecido, dejando paso a un día claro y soleado.

Tras recoger los materiales de sellado, observamos el cráter que había dejado el vórtice y como se extendía algo por debajo del suelo de la plaza, aunque sin alcanzar la profundidad para descubrir los subterráneos en los que se había refugiado la gente. 


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Capitulo de Ivy - 10

Finalmente logramos encontrar la manera de entrar a la iglesia, usamos unos tablones como puente desde la ventana de una casa cercana a la iglesia hasta una vidriera rota. Al entrar pudimos apreciar que la puerta principal había sido atrancada usando todo tipo de mobiliario disponible, pero no había nadie dentro y tampoco había signos de lucha ni ningún tipo de sangre, asé que así solo podía significar una cosa, la gente del lugar había huido por algún tipo de pasadizo. Inspeccionamos la iglesia, se trataba de un pequeño templo no muy grande, con una habitación trasera habilitada como vivienda y unos cuantos cuadros, estatuas y el altar, no parecía haber nada ningún lugar por el que los ciudadanos pudieran haber escapado.

Estuvimos varias horas inspeccionando el templo hasta dar con un interruptor en uno de los cuadros, al pulsarlo escuchamos como si una puerta de piedra se abriese, en la sala de atrás pudimos ver como una de las paredes se había movido, dejando paso a unas escaleras que bajaban hacia unos túneles. Cuando terminamos de bajar las escaleras, la puerta se cerró no dejándonos otra opción que adentrarnos en ellos. Se trataba de unos pasadizos subterráneos que al perecer recorrían  toda la cuidad, a demás de ser bastante  laberíntico. Quizás el que los diseño pensó en que si la gente del pueblo escapaba de algún ataque y los atacantes encontraban este sitio, estos se perderían por la infinidad de pasillos, y así fue, nos perdimos, hasta que por casualidad encontramos una puerta metálica. Tocamos y una voz respondió pidiéndonos un santo y seña, nosotros respondimos que no sabíamos la contraseña, pero que eramos de la resistencia y veníamos a ayudarles, la persona del otro lado al principio no quiso abrir, pero tras una larga charla logramos convencerlo y nos abrió. Nos encontrábamos en un refugio, no era mas que una pequeña sala con unas pocas camas y mucha gente asustada, el hombre que estaba en la puerta se trataba de el párroco de la iglesia, un hombre de avanzada edad vestido de negro.

Mientras Zaeros hablaba con el párroco, yo me dedique con ayuda de Neo a atender a los heridos, había micha gente herida, niños que se habían separado de sus padres o algo peor, el ambiente me agobiaba, sabia muy bien por todo lo que estaban pasando, ya nada volverá a ser lo mismo para ellos, el daño que les habían hecho jamas podrá ser reparado, por eso sentía que, debíamos seguir y encontrar la fuente de este sufrimiento. Cuando Zaeros termino de hablar con el párroco nos hizo una señal para que nos acercáramos. Al parecer la iglesia no se trataba la única entrada a los refugios, ni este el único que había, según el mapa que le prestó el párroco, se trataba de una enorme red de túneles que comunicaba siete refugios mas como este y otras siete entradas dispersas por la ciudad, una de ellas, se encontraba en la biblioteca del centro de la ciudad, tras los limites creados por los derrumbamientos, desde ahí podríamos iniciar un ataque sorpresa y tener una oportunidad de cerrar el portal. El párroco también le contó a Zaeros sobre aquella mujer que había en el centro de la cuidad, su nombre era Anna, una mujer de unos veinte años de edad originaria de esta ciudad, unas semanas atrás conoció a un hombre y desde entonces no volvió a ser la misma, su actiúd se había vuelto un tanto extraña, un tanto esquiva salvo para aquel hombre, con el que se la podía ver  de manera frecuente. Todo parecía indicar que ese hombre y ella eran el origen de esta situación.

Dejamos al perro al cuidado del párroco y nos dirigimos usando el mapa hacia la biblioteca, una vez allí, pudimos ver que el hombre que Zaeros había visto antes ya no se encontraba allí y que el numero de demonios había descendido drásticamente, ahora solo había unos seis. También pudimos ver como Anna se encontraba allí, entre los demonios y estos no le atacaban.

martes, 19 de noviembre de 2013

Capitulo de Ivy - 9

Tras el enfrentamiento decidimos descender por un camino mas oculto, nuestra prioridad era llegar lo mas rápido posible a Zeritha y por lo tanto no podíamos arriesgarnos a estar parando cada pocos metros a luchar contra uno o varios demonios, por lo tanto este camino aunque era mas largo y difícil se haría mas rápido. Tras un largo descenso llegamos a un pequeño bosque, al avanzar en este nos encontramos a un grupo de refugiados, se trataba de aldeanos normales y corrientes y un par de guardias que habían tenido que salir huyendo de la tragedia, algunos estaban aun aterrorizados, otros tenían la mirada perdida en el infinito, seguramente habrían visto cosas que jamas debería de ver nadie, pensé para mi mismo mientras apretaba mi bastón con ira. Cerca del centro del campamento se encontraba soldado que parecía ser el de mayor rango y líder del grupo, hablamos con el y le proveímos con algunas medicinas y víveres que habíamos traído con nosotros. Tras entregarles lo que pudimos reanudamos la marcha hacia Zeritha, aunque aquel hombre intentó detenernos no podíamos escuchar su petición, debíamos cerrar el portal de Zeritha antes de que la cosa fuera a peor.

Viajamos por el bosque hasta salir de el junto a un río a pocos metros de Zeritha o mejor dicho lo que quedaba ella, reducida a unas ruinas humeantes en las que se podía observar un enorme vórtice de color morado el que de vez en cuando lanzaba rayos del mismo color los alrededores de la ciudad estaban infestados de demonios, no podíamos acercarnos sin ser vistos, así que decidimos ir ocultos en el río envueltos en un hechizo de aire, por suerte la corriente del río no era muy fuerte así que no tardamos mucho en avanzar por el, tras un tiempo caminando por el fondo salimos en mitad de la ciudad, y nos ocultamos en una casa que estaba en unas condiciones aceptables dentro de lo que se podía esperar, allí descansamos mientras me recuperaba, ya que un hechizo de ese calibre es muy difícil y cansado de utilizar y con todo el tiempo que había estado usándolo a penas me podía mantener en pie. Neo y Zaeros exploraron la casa, según me dijeron, se trataba de una casa de dos plantas, la segunda era inaccesible por culpa de los escombros y en la de abajo en una de las habitaciones había varios cadáveres mutilados y con todo el interior esparcido por toda la sala. Tras varias horas de descanso me logre recuperar y pudimos continuar con nuestra misión, nos fuimos acercando al portal lo mas sigilosos que pudimos, escondiéndonos tras cualquier callejón, pila de escombros y así hasta que nos dimos cuenta de que todos los accesos al centro de la ciudad estaban cortados por escombros, era mas que obvio que había alguien detrás que no quería ser molestado, ya que los demonios no suelen comportarse así, lo se de primera mano, lo normal es que simplemente arrasen con todo y después se desperdiguen por el mundo acabando con todo aquello que encuentren en su camino dejando tras de si una puerta abierta para que mas de los suyos accedan a este mundo. Todos estábamos de acuerdo en que esto no era normal, así que lo hablamos y decidimos buscar una forma alternativa de llegar hacia el vórtice, no sin antes intentar echar un vistazo a lo que había dentro, así que Zaeros escaló la pila de escombros que se encontraba en frente nuestra mientras nosotros vigilábamos por si aparecía algún demonio por detrás. 

Lo que Zaeros pudo observar fue a un hombre y una mujer hablando junto al vórtice, y como este le entregaba algo a ella, a demás pudo ver a una gran cantidad de demonios que se encontraban vigiando. Cuando bajo de la pila de escombros y ras contarnos lo que había visto empezamos a buscar por la ciudad un acceso al centro que no estuviera taponado. Tras un largo periodo de búsqueda dimos con la iglesia de la ciudad, esta estaba tapiada y cerrada a cal y canto, al parecer o había supervivientes dentro o algo mas, llamamos a la puerta y nos identificamos como miembros de la resistencia que habían venido a ayudar, pero no hubo respuesta, así que buscamos la manera de entrar sin llamar la atención de los demonios que vigilaban la zona, mientras buscábamos, Neo se separo del grupo, al parecer había escuchado algo en uno de los callejones, allí, se encontró con un demonio que estaba jugando a asustar a un pobre perrito con una pata atrapada en los escombros, el demonio le estaba atacando con sus garras y el pobre perro hacia lo que podía por esquivarlo, Neo aprovechó que estaba distraído y le cortó la cabeza al demonio de un solo tajo lo que hizo que esta rodara hasta convertirse junto a resto del cuerpo en cenizas, Neo libero al perro y regresó cuando lo vimos venia con un cachorro entre los brazos, de color negro con el hocico, patas y parte inferior blancas, el pobre estaba ta asustado que solo se acurrucaba en los brazos de Neo y sollozaba.  

martes, 12 de noviembre de 2013

Capitulo de Ivy - 8

Tras eso pasaron un par de semanas tranquilas en nuestra aldea, durante esas semanas estuve analizando pergaminos y demás documentos que hayamos en el laboratorio de quimeras, tras las cuales no pude sacar mucho en claro, ya que los documentos mas antiguos no trataban mas que de trucos para vender y timar a la gente con ungüentos y pócimas que no servían para nada y los de mas adelante no eran mas que garabatos sin desorden, propios de una mente corrompida y desquiciada, solo se salvaban algunos que hablaban de el encuentro entre "alguien" y este hombre, y como el creyó que su mente se aclaró después de tomar la pócima que este le había entregado, también pude entender el método por el cual creaban las quimeras, pero no quiero aburrirte con los detalles. No negaré que el encuentro entre Marvin Shermond y ese "alguien" me tenia intrigado, pero no había muchas mas pistas en lo que pudimos rescatar de su laboratorio.

Una mañana cuando ya estaba harto de esos documentos llegó un visitante inesperado a la aldea, al rededor suya se formó un gran alboroto ya que, este visitante llegó gravemente herido y se desmayó en mitad del pueblo, lo acogimos en nuestra casa, puesto que yo era lo mas parecido a un medico que había en la aldea, ya que esta era bastante modesta y pequeña.

Su estado era un estado critico, tenia heridas por todo el cuerpo, como si una especie de animal con garras muy afiladas le hubiera atacado, a demás también tenia marcas de mordeduras repartidas por la parte superior de el torso, por lo visto logro escapar a duras penas de lo que fuera que le atacó y vagando llego a este pueblo. A los cuatro días despertó, y pudimos hablar con el nos contó que venia de Zeritha una ciudad que esta a unas horas de camino tras descender la ladera de la montaña, según nos contó en su ciudad se había abierto un portal demoníaco, el logro escapar de la ciudad y tras un día vagando llego aquí de casualidad, no sabia nada mas de como había evolucionado la situación en la cuidad ni si alguien mas había sobrevivido. 

Tras hablar con el un mal recuerdo regresó a mi mente y un escalofrío recorrió mis espalda, aunque logre disimularlo y entonces Zaeros Neo y yo nos fuimos fuera de la habitación para hablar, tras un rato discutiéndolo, decidimos que lo mejor seria bajar a Zeritha y cerrar el portal antes de que la cosa vaya a peor y a demás en el peor de los casos, que los demonios descubrieran la aldea, también decidimos mandar un mensajero hacia el cuartel general de la resistencia en cuanto bajáramos del pueblo, una vez decidido todo, nos despedimos de nuestro invitado quien intentó detenernos y le dejamos al cargo de unos vecinos , tras eso cogimos nuestras cosas y nos pusimos en marcha.

Mientras descendíamos la montaña a lo lejos podíamos apreciar una columna de humo en la dirección donde se supone que debería estar Zeritha, no tuvimos mucho tiempo de admirarla, ya que tras poco tiempo descendiendo vimos un ser negro de ojos rojos, su altura seria poco mas que la de una persona normal, de garras afiladas y un  aura tenebrosa al rededor suya, se trataba de un demonio que se había alejado de el portar, no podíamos dejar que siguiera avanzando, si lo hacia llegaría a la aldea a demás ya se encontraba corriendo hacia nosotros con su garra derecha en alto, pude conjurar un muro de hielo del grosor de un puño en frente nuestra, este muro logro frenarle durante un momento mientras Neo y Zaeros corrían cada uno hacia direcciones opuestas, cuando rompió el muro de un garrazo, Zaeros le lanzó una flecha que quedo incrustada en su espalda mientras Neo por la izquierda asestaba un golpe con su espada en el costado del demonio. Este callo al suelo e intentó levantarse, pero antes de que se levantara murmuré unas palabras, y los trozos de hielo que habían quedado esparcidos y rotos por el suelo se estiraron formando estacas que le empalaron, y tras unos momentos de agonía, dejo de moverse para después convertirse en un montón de cenizas.