martes, 24 de diciembre de 2013

Capitulo de Ivy - 12

Tras este incidente inspeccionamos toda la ciudad en busca de los demonios que pudieran quedar merodeando por la misma, encontramos a unos pocos que no nos costó mucho matar, así que tras revisar toda la cuidad regresamos a los subterráneos usando la entrada de la biblioteca.

Una vez allí recorrimos los pasillos con hasta llegar al refugio donde se encontraba el sacerdote al que  informamos de lo ocurrido, unos instantes después de informarle se dirigió hacia una de las paredes laterales y cogió una especie de aparato conectado a una red de tubos, al parecer se trataba de un sistema de comunicación bastante ingenioso que comunicaba unos refugios con otros, cuando terminó de hablar se dirigió hacia nosotros y nos agradeció lo que habíamos hecho por la ciudad, a lo que Zaeros humildemente contestó que no las merecíamos, ya que librar al mundo de esas bestias y salvar a gente inocente era nuestro trabajo.

Estuvimos cerca de una hora descansando en el refugio, mientras veíamos como la gente recogía sus cosas para regresar a fuera, mientras Zaeros me explicaba el funcionamiento de los pergaminos que había usado unos momentos atrás y Neo se ocupaba del cachorrito que habíamos recogido momentos antes, el pobre estaba muy delgado y sucio, seguía asustado pero se calmaba al estar con Neo. Cuando acabe de debatir con Zaeros sobre el funcionamiento de los pergaminos, me dirigí hacia donde se encontraba Neo y le pedí que me dejara examinar un momento al perro, pude ver que tenia una de las patas traseras rota y varias heridas leves a demás de que estaba bastante desnutrido, así que saque una pócima de mi equipaje y la extendí por la pierna del perro, tras eso recité un conjuro y le vendé la pierna. Tras eso le dimos de comer un poco de carne ahumada que habíamos traído para el camino. Mientras el comía Neo hablo con Zaeros sobre el hecho de quedarnos con el, aunque al principio se negó, poco a poco Neo pudo convencerlo y acabó aceptando.

Tras esto y descansar un poco abandonamos el refugio, pudimos ver como los antes abandonados pasadizos se encontraba ahora llenos de gente dirigiéndose hacia las diferentes salidas, nosotros nos dirigimos hacia la salida de la iglesia junto al párroco, una vez allí, nos despedimos de el y nos salimos de la iglesia. Cuando nos dirigíamos hacia la salida de la ciudad, varios ciudadanos nos detuvieron y nos ofrecieron quedarnos a pasar la noche en el pueblo como muestra de agradecimiento, no tenia mucho pero querían agradecernos de algún modo el hecho de haberles salvado, aunque en otra situación lo habríamos rechazado, esta vez aceptamos, el camino hacia nuestra aldea no era demasiado largo, pero estábamos agotados de las luchas que habíamos tenido que librar hoy. 

Pasamos la noche en Zeritha y al la mañana siguiente partimos hacia las montañas rumbo a nuestra aldea. Tomamos la ruta del bosque para encontrarnos con el campamento de gente que había huido de la ciudad, cuando llegamos al campamento hablamos con el soldado que estaba a cargo del campamento, le contamos lo que había pasado, este nos agradeció información y tras eso retomamos rumbo hacia nuestro destino.

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